miércoles, 17 de octubre de 2012

235: ESTA CONDUCTA DEL IMPERFECTO NO ES MAS QUE UNA PROTESTA TEMPORAL Y EL MEJOR MODO DE DOMINARLA ES MANTENER LA CALMA.

Las «pataletas» es una forma corriente, natural, casi inevitable de protestar, de demostrar frustración, por parte de su imperfecto que pasa por la etapa difícil del primer al tercer año de matrimonio.

¿Pero protestar por qué? Por no conseguir lo que quiere inmediatamente. Por estar incomodo en alguna forma. La protesta, se produce cuando el copuchento siente que no puede expresar en palabras lo que lo fastidia. O porque tiene tantísima rabia para tratar siquiera de hacerlo.

Trate de no tomar en cuenta a sus amigas que la miran con expresiones de horror, como si la vista de su «pequeño monstruo» fuera algo nunca visto.

Si usted observa cuidadosamente el comportamiento del imperfecto, notará que sus etapas difíciles, sus momentos irracionales, siempre están ligadas a las horas en que está muy cansado, tiene hambre o está aburrido. Puede también distraerlo de su rabieta prometiéndole que al llegar a casa le hará lo que él quiera.

Hay esposas que se sienten maternales usando estos trucos de distracción, creen que es una forma de sobornar y piensan que éste pensará que sólo así puede portarse bien. No piensan que el novel esposo no sabe todavía reaccionar ante los razonamientos, los ruegos y ni siquiera las órdenes terminantes de las esposas. Lo que el imperfecto cansado, hambriento o aburrido quiere, es librarse de una vez por todas de la familia o las amigas de usted, irse a su casa –coger, comer y mirar tv- Un beso francés a menudo cambia su estado de ánimo aunque tampoco espere que eso lo aplaque por mucho tiempo. Cuando el copuchento empieza a demostrar inconformidad, llévelo pronto para su casa.

Lo consolador es que las pataletas son tan sólo una forma temporal de protesta. Y que la mejor manera de manejarlas es mantener la calma. Nunca castigue o ataque al copuchento, en casa o fuera. Nunca le recuerde “lo mal que se portó con sus amigas” Es mejor que lo olvide.

Y el día menos pensado, este comportamiento desaparecerá, tornándose el copuchento en un imperfecto galante, coqueto y parlanchín con sus primas (las de usted) y con sus amigas (también las suyas) y este momento será usted la que comenzará con sus «pataletas»

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