jueves, 5 de abril de 2018

0184: comedia tocada y retocada


— ¿Cómo va tu casamiento?
—Mal, tío, nadie me agrada
— ¿Qué te ofende?
— Tener mil faltas.
— ¿Qué faltas?
— Me trajeron un calvo.
— ¿Qué importa la calva?
— ¿Qué importa? ¡Eso es muy bueno! ¿Piensas que yo soy tan santa que ver quiera a todas horas calaveras en mi casa?  Yo para ver calaveras en mi vida me casara, que a tener tal devoción me hiciera monja descalza.
— Era muy rico.
— Bien quise asir la ocasión, estaba sin copete por la frente, como si estuviese de espaldas.
— ¿Por qué dejaste a Gualberto?
— Por casi nada, fáltale un ojo.
— ¿Qué importa, si se le pone de vidrio?
— Había muy gran riesgo: que si ese hombre jurara como a mis ojos te quiero, si le costaba el de vidrio dos pesos, en otros tantos mi amor y vida estimaba. Si me llamaba mis ojos eran dos pesos mi tasa: y tampoco yo podía llamarle mis ojos.
— Calla.
— ¿Pues no veis que fuera falso? Mas si la verdad buscaba, y le decía mi ojo fuera una pulla.
— ¡Qué gracia! ¿Qué dirás del brasilero?
— Aquellas barbas negras, cerdosas, y espesas en un hombre que empalaga con su amor almibarado, me pondrían en la casa continuamente una cruel penitencia, y una mordaza.
— ¿Y el ganadero ricacho?
— Tenia grandes los pies.
— ¿Esa es falta de importancia?
— No, madre, que sobra era, y temí si se enojaba, que me rompiera el culo si me daba  una patada. Le vi algo negras las uñas, y tener no me agradaba por bruto a un marido.
— ¿Y no las tenía blancas el collita aquel?
— Yo no quiero ser palomitay. Quiero llamarme mi nombre.
— Rara eres por Dios. Mas dime, ¿en qué hallaste falta en Luis, mozo y galán, cuyo pecho ostenta el lagarto de Santiago?
— Calle, madre, que me espanta, ¿no dicen que las mujeres a sus maridos abrazan? Con un lagarto en el pecho en mi vida le abrazara.
— Sobrina, llamase así aquella cruz colorada, que es espada y no lagarto.
— Bastaba la semejanza, para matarme de miedo ¡Jesús!
— Pues sobrina, si ninguno te agrada, y la edad se pasa como la flor, tiempo viene a quien, le tiene y le aguarda, en que después se arrepiente.
Fuente: La dama melindrosa

3 comentarios:

  1. En estos actos cada cual cuenta la fiesta según le va.

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  2. Ya al leer el título llegué sonriendo. Me marcho con la sonrisa puesta amigo.
    Muy divertido leerte Chaly

    Besitos :)

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